Breves notas sobre la revista “Sur” dirigida por Victoria Ocampo

Sur   fue una revista cultural argentina que tuvo su periodo fuerte en la década del 30, la década del 40 y la del 50. En la década del 60 empieza a decaer y a salir de forma descontinua. En el 70 muere con Victoria Ocampo. Y luego se empieza a reeditar números que habían salido antes. Su último número aparece en los 90.

 

Primer número de la revista  Sur.

Observemos el diseño de la portada del primer número de la revista   Sur. La flecha hacia abajo es un ícono de la principal actividad que tendrá la revista: la traducción. Sarlo dirá que   Sur aparece ya desde su inicio como una máquina de traducir las culturas europeas y norteamericanas de su lugar de origen a un lugar de destino completamente remoto, tanto como lo señala la flecha que apunta para abajo. En esa flecha está concentrado todo el trabajo de traslado e importación cultural y literaria tan importante que hizo la revista  Sur desde su origen.

 

Victoria Ocampo

La revista   Sur es un nombre intercambiable con el de Victoria Ocampo (1890-1979), su directora y fundadora. No es posible entender a Ocampo sin esa formación cultural – en términos williamsianos – que fue la revista Sur, ni es posible entender a la revista Sur sin el nombre de Victoria Ocampo.

Victoria Ocampo nace en el seno de una familia aristocrática, es la mayor de seis hermanas. El francés ocupa un lugar central en su formación: ella aprende el francés antes que el castellano, fue educada por institutrices extranjeras, y esto marcó siempre una cierta “extranjería” en relación con la cultura argentina. 

 

 

La dimensión de la figura de Victoria Ocampo como escritora, artista y además una mecenas cultural[1] que financió el trabajo de escritores durante muchos años es fundamental para entender a  Sur. Esta revista se proyecta como una expansión de la actividad de Victoria Ocampo, ya que desde un comienzo se constituye como una máquina traductora. Traduce a escritores europeos a los términos de “una cultura salvaje que no ha sido rosada por el estilo”[2].

Sobre el éxito del proyecto  Sur hay que señalar factores tanto internos a la revista como externos, pertenecientes a la coyuntura social del momento.

Factores internos:

Detrás de Sur también podemos identificar a un grupo cultural que incluye los nombres de José Luis Borges, Bioy Casares, Silvina Ocampo, Alicia Jurado, Eduardo Mallea, Guillermo de Torre, entre otros. Estos nombres tienen en común que todos forman parte de las relaciones personales de Victoria Ocampo. La revista Sur es así una expansión del núcleo personal de Victoria Ocampo, de sus amistades y sus relaciones de camaradería. Estos miembros también comparten ciertas disposiciones comunes de acuerdo a su lugar en el campo social (Bourdieu). Todos son hijos de profesionales (condición burguesa para la época), todos hablaban otras lenguas y tenían, entonces, una familiaridad con las culturas y las literaturas extranjeras. Esto es central ya que la revista se caracterizó por la escucha de lo extranjero. Sur hizo de la traducción una práctica constitutiva de su programa.

La práctica de la traducción en Sur rompe con la manera instrumental de concebirla que tenía en la época, como en el caso de la colección de La Nación, donde se tomaba traducciones baratas hechas en España y la finalidad era imprimir libros en español para formar lectores (función pedagógica). En Sur la traducción adquiere una función estética. Es decir, la traducción se convierte en una práctica autónoma que vale por sí misma y que es una herramienta muy valiosa para renovar la literatura, para importar géneros y poéticas que pueden impactar y modelar la producción literaria vernácula (la producción literaria nacional). La traducción aparece así ligada al proyecto “ilumisnista”, un proyecto tácito: trascender los límites de la lengua y la cultura nacional para generar vínculos con lo mejor del ámbito americano y extranjero, sobre todo europeo. La tarea de traductor es también una actividad que aglutina a los miembros de Sur.

Factores externos:

Se dieron además ciertas condiciones en la dinámica social, fundamentalmente a fines de los años 30, que posibilitaron la prosperidad del proyecto Sur. En este periodo (1936-1950) se da lo que se llama la época de oro de la industria editorial argentina. Dos factores hay que marcar en este periodo.

En primer lugar, el auge de la edición en Argentina. La coyuntura de la guerra civil española hace que España deje de traducir tantos libros e incluso comience a importar libros traducidos en la Latinoamérica. En ese momento, la editorial argentina pasa a ser una meca de la editorial. Se vuelve el país más productor de libros en el ámbito de habla hispana. Tal es así que en el transcurso de dos años se fundan las principales editoriales argentinas: EMECÉ, Sudamericana y Losada.

El segundo factor, es una tradición de lo nuevo que fue inaugurada por las vanguardias de la década del 20. Se instaló la idea de que hay que buscar siempre lo nuevo, hay que estar en la onda de la literatura del mundo para poder construir una literatura nacional mucho más fuerte. De ahí que, en ese contexto, la traducción de Sur tenga un lugar clave. Gran parte del catálogo de los libros de Sur son traducciones.El traductor, como agente cultural, empezó a tener un rol destacado, empezó a figurar junto al autor en los libros. En Sur se empezó a consignar al traductor en página impar: en la portadilla del libro figura el nombre del traductor[3]. Esto dotó al traductor de cierta envergadura cultural que empieza a tener un lugar muy similar al del autor. Esta efervescencia de la traducción no es privativa de Sur, sino que se dio en toda la Argentina[4].


[1] Victoria Liendo, « Victoria Ocampo: una esnob para el desierto argentino », Cuadernos LIRICO [En línea], 16 | 2017, Publicado el 07 octubre 2017, consultado el 25 noviembre 2019. URL : http://journals.openedition.org/lirico/3761 ; DOI : 10.4000/lirico.3761

[2] Nicolás Rosa.

[3] Willson, Patricia (2004) La constelación del Sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX. Buenos Aires: Siglo XXI.

——————- (2004) Página impar: el lugar del traductor en el auge de la industria editorial. Buenos Aires: Emecé.

[4] Hay varias traducciones famosas de la época, como por ejemplo la de Salas Subirtat, un vendedor de seguros que traduce el Ulysses de Joyce.

Mi nombre es Anabella, soy de Argentinasoy profesora de español y examinadora del DELE.

Tengo un grado en lingüística y literatura de la lengua española (Profesora de Letras), por la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina.

Actualmente, además de dar clases de español, continúo mi carrera como lingüista haciendo investigación en gramática del español y variación lingüística en la Universidade Estadual de Campinas (Brasil).

Comparto mis escritos sobre literatura, lingüística y antropología en esta página web, además de mis unidades didácticas para aprender español.

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Anabella

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