Índice
- Introducción
- Supestos acerca de la arquitectura del lenguaje
- Estratificación
- Metafunciones
- Composición paradigmática y sintagmática
- Comentarios finales
- Referencias bibliográficas
Introducción
La Lingüística Sistémico – Funcional (LSF) es una teoría del funcionamiento social del lenguaje, desarrollada por el lingüista M.A.K. Halliday. Esta teoría inscribe el lenguaje dentro de una semiótica social, entendiéndolo como un sistema por el cual se crean y se intercambian significados. La pregunta por la significación constituye el eje central de esta teoría: el objetivo último de todo estudio de la lengua es el reconocimiento de cómo la lengua crea significados y de qué manera permite intercambiarlos.
El nombre sistémico deriva del término técnico sistema, en tanto representación teórica de las relaciones paradigmáticas en contraste con la estructura, que representa las relaciones sintagmáticas. El sistema implica pensar la lengua como una red de opciones interconectadas que el hablante tiene a su disposición para producir textos (unidades de sentido), y de las cuales elige las que se adecuen al registro de una determinada situación comunicativa en la que se encuentre inmerso. El término funcional hace referencia a la característica central del lenguaje: su función instrumental, ya que, como venimos reiterando, aquí el lenguaje es un medio por el cual los seres humanos interactúan intercambiando significados y construyen la “realidad”.
A continuación haremos un recorrido breve y general respecto de las bases de la Lingüística Sistémico – Funcional y su concepción de lengua a partir de algunos de los textos centrales de M.A.K. Halliday.
Supuestos acerca de la arquitectura del lenguaje
Hemos dicho hasta aquí que el lenguaje en la LSF es un sistema de significación, un sistema semiótico. Por lo tanto, la pregunta por cómo funciona una lengua es la pregunta por cómo la lengua puede ser un potencial de significación.
Además de los sistemas semióticos, entre los cuales el lenguaje es el sistema más complejo, Halliday presupone la existencia de otros tres sistemas, a saber, el físico, el biológico y el social, concebidos en orden ascendente de complejidad. Un sistema semiótico se ubica, de acuerdo a esta escala, en un cuarto orden de complejidad ya que integra los otros tres sistemas, puesto que “el significado se construye socialmente, se activa biológicamente y se intercambia a través de canales físicos” (Halliday, 2017:183). Halliday señala además que en estos sistemas aparece una interacción entre “lo semiótico” y “lo material”, ya que “el significado necesita de la materia para realizarse y, al mismo tiempo, la materia requiere el significado para organizarse” (ídem: 184). En este marco, debe entenderse el lenguaje como instrumento activo para la construcción de la realidad y no mero reflejo de esta.
Hemos dicho que una lengua constituye el sistema semiótico más complejo, en comparación con otros sistemas semióticos mínimos. ¿Qué otros sistemas semióticos podemos encontrar? Halliday ejemplifica un sistema semiótico simple, definido como “sistema de signos”, con el sistema del semáforo. El signo se define como un par de expresión/contenido: en nuestro ejemplo del semáforo (imagen 1), “rojo” sería la expresión y la instrucción de “¡pare!”, el contenido. El punto de control es el acceso al sistema: se debe elegir una opción u otra.
Una lengua es claramente un sistema mucho más complejo. Podríamos pensar que para ciertos sustantivos es factible una representación desde un sistema similar. Tomemos el clásico ejemplo saussureano de “árbol” como expresión (significante) y la representación que los hablantes del español le adjudicamos a la misma, como contenido (significado). Sin embargo, se vuelve más complejo explicar cómo sería el signo del pronombre relativo “que” o del artículo “la”. La gramática de las lenguas humanas constituye sin dudas todo un desafío para un sistema de signos como el que acabamos de presentar.
Un supuesto de la Lingüística Sistémico Funcional es que el lenguaje ha evolucionado mediante la “densificación” de sus recursos de construcción de significado. Es decir, se presupone que el lenguaje humano habría sido un sistema de comunicación más rudimentario –comparable, tal vez, al de otros animales– y, mediante procesos adaptativos, habría evolucionado complejizándose de forma tal que se volviera un medio de interacción más sofisticado, capaz de ser portador de la experiencia humana. Esta “densificación” de los recursos de la lengua implica que los mismos se organicen en vectores interrelacionados: la estratificación, la metafunción y los ejes de composición sintagmáticos y paradigmáticos. A continuación nos detendremos brevemente en cada uno de ellos.
Estratificación
Halliday señala que “el movimiento hacia la gramática implica el paso de la conciencia primara a la conciencia de orden superior” (2017: 195), esta última se corresponde a la forma de conciencia en la que la significación se organiza en los estratos de la léxico-gramática. Dicha estratificación tuvo los siguientes efectos: Las dos caras del signo ya no necesitaron tener una relación icónica entre sí, de modo que el vínculo pasó a ser puramente convencional. Esto a su vez implicó que los significados se organizaran en órdenes funcionales y que pudieran crearse de manera espontánea en el curso del diálogo. De esta manera el lenguaje evolucionó de un sistema de significados cerrado, a un sistema abierto capaz de crear nuevos significados. En síntesis, la idea de la estratificación en el modelo de Halliday se propone para resolver el problema del par expresión/contenido que señalábamos arriba.
En un sistema estratificado, el resultado (output) de un proceso de codificación se vuelve entrada (input) de otro. El sistema se la lengua estaría organizado en tres estratos que mantienen entre sí una relación de realización (imagen 2).
La semántica – los significados que el hablante quiere expresar – se realizan (codifican) en el estrato de la léxico gramática, el cual, a su vez, se realizará como una expresión fonética/ escrita o en señas, para el caso de las lenguas de señas. Los estudios de lenguas en esta perspectiva se centran en la descripción específica de alguno de estos estratos (vinculado a alguna de las metafunciones que veremos a continuación), observando también la relación que establece con los demás estratos.
Metafunciones
Las situaciones comunicativas humanas se articulan a partir de tres ejes: el campo (field), es decir, lo que está sucediendo en el contexto comunicativo; el tenor (tenor) de las relaciones sociales, esto es, quiénes están involucrados y cómo es su relación (formal, informal); el modo (mode) del discurso mismo implica el rol que está desempeñando el texto (escrito o hablado) en la comunicación. Dado que, desde esta perspectiva teórica, el lenguaje humano tuvo su origen en un sistema primitivo de comunicación y evolucionó mediante mecanismo de adaptación para volverse una compleja herramienta de comunicación, lleva, por lo tanto, las marcas de los contextos comunicativos humanos. Así cada texto (unidad de significado) posee tres funciones de comunicación, que Halliday llamará la metafunción ideacional (se corresponde con el campo), la metafunción interpersonal (se corresponde con el tenor del contexto comunicativo) y la metafunción textual (lleva las marcas del modo del discurso).
La metafunción ideacional implica el lenguaje como representación. El lenguaje evolucionó a partir de las condiciones del campo como un portador de la experiencia humana, tanto de la experiencia de lo que nos rodea en el mundo exterior como la experiencia de nuestra conciencia interior. Esta metafunción se subdivide en dos categorías: la experiencial, en la que representamos la experiencia en términos de sucesos (aacciones, eventos, estados, relaciones), entidades que participan en los mismos (personas, objetos animados e inanimados, instituciones, abstracciones) y características circunstanciales (extensión, locación, tiempo y espacio, causa, manera, etc.). En la lógica, representamos la experiencia “indirectamente”, en términos de ciertas relaciones lógicas fundamentales en la lengua natural (“y”, “esto es”, “por eso”, “entonces”, etc.).
La metafunción interpersonal es el lenguaje como interacción. Tanto en la evolución del lenguaje como durante el aprendizaje de la lengua materna por parte del niño, este pone en acción la significación en los encuentros interpersonales. El sistema semántico expresa la intrusión del emisor o hablante en el evento discursivo: sus actitudes, evaluaciones y juicios; sus expectativas y demandas; y la naturaleza del intercambio según lo está estableciendo — el rol que está asumiendo él mismo en el proceso de comunicación, y el rol, o la elección de rol, que está asignando al destinatario. Las cláusulas llevan marcas de la naturaleza de la interacción, codificadas en los distintos estratos de la lengua (por ejemplo, la elección del pronombre “usted” en lugar de “tú” en una situación comunicativa formal).
Todo discurso involucra una selección continua y simultánea de los significados de ambos componentes, que se mapean en un único resultado en el proceso de realización. La metafunción textual, en este marco, permite al hablante estructuras el significado como texto, organizando cada elemento como una pieza de información y relacionándolo significativamente con lo que ha sucedido antes. Si el componente ideacional es lenguaje como reflexión (el hablante como observador de la realidad), y el componente interpersonal es lenguaje como acción (el hablante como sujeto inmerso en la realidad), el componente textual es lenguaje como relevancia (el hablante relacionándose con la porción de realidad que constituye la situación discursiva, el contexto dentro del cual los significados se están intercambiando).
Estas metafunciones han dado forma a la organización del significado en el lenguaje y son encarnadas en cada acto de significado (en cada emisión lingüística). Halliday (1979) ejemplifica la organización del significado con la siguiente cláusula tomada de Alicia a través del espejo (Alice Through the Looking-Glass), en la que el carpintero le dice a la morsa:
Cut us another slice! (¡Córtanos otra rebanada!)
El significado ideacional es la representación de un proceso material, cortar, en el que participan tres entidades: quien corta, la cosa que es cortada y para qué la cosa es cortada; también el lugar de “cut” en la taxonomía de acciones y el de “slice” en la taxonomía de cosas. El significado interpersonal es una demanda de bienes y servicios: “[Yo] Quiero que [tú] hagas algo por mí”, condensado en la selección del modo imperativo, directo, explícito y sin ninguna modulación especial. El significado textual es la organización interna de esto com mensaje con el foco en lo que se demanda, junto a su relación con el texto precedente a través de presuposiciones — una rebanada de algo, de lo que yo ya he tenido al menos una.
Composición paradigmática y sintagmática
Hemos llegado a lo que se supone el núcleo de la lingüística sistémico funcional. El potencial de significado de una lengua está dado por una enorme red paradigmática de opciones interrelacionadas en la que se organiza. El hablante tiene la posibilidad de elegir en esta red de opciones las que se adecuen al registro del contexto situacional en el que se encuentra. Estas opciones se pueden representar en forma de redes sistémicas. Por ejemplo, para el pronombre de segunda persona singular en caso nominativo, el español tiene tres opciones (imagen 3), entre las cuales deberá elegir una para materializar en cláusula. Esta elección, que tiene lugar en el estrato de la léxico-gramática, tendrá implicaciones para la organización del significado en la cláusula.
La composición sintagmática, por su parte, es la materialización en una cláusula de la elección que realiza el hablante entre las posibilidades ofrecidas por el sistema. Es una dimensión en la organización del lenguaje que implica la construcción de unidades más grandes a partir de unidades más pequeñas. De acuerdo al principio del rango, las unidades de diferentes tamaños tienen funciones diferentes dentro del sistema de una lengua. Así, la cláusula, es un rango que lleva la carga principal de integrar las tres metafunciones. Las palabras, son rangos menores de los que se compone la cláusula.
Comentarios finales
Halliday desarrolló una teoría lingüística que, entendiendo a la lengua como un potencial de significación, se orienta al estudio de cómo los seres humanos intercambian significados a través del lenguaje. Su teoría se acerca a los trabajos en materia de análisis del discurso y ha ganado un amplio terreno en la lingüística aplicada y la enseñanza de lenguas extranjeras debido a su enfoque comunicativo.
Referencias bibliográficas
Halliday, M.A.K. (1979). ‘Modes of Meaning and Modes of Expression: Types of Grammatical Structure, and their Determination by Different Semantic Functions’. D.J Allerton., Edward Carney and David Holdcroft (Eds.) Function and Context in Linguistic Analysis: essays offered to William Haas. London: Cambridge University Press. pp. 57-79.
Halliday, M.A.K. (2017).“Nuevas formas de significar: un desafío para la lingüística aplicada”, “Sobre la arquitectura del lenguaje humano” en Obras esenciales de M.A.K. Halliday; compilado por Elsa Ghio; Federico Navarro; Annabelle Lukin. Santa Fe: Ediciones UNL.
Mi nombre es Anabella, soy de Argentina y soy profesora de español y examinadora del DELE.
Tengo un grado en lingüística y literatura de la lengua española (Profesora de Letras), por la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina.
Actualmente, además de dar clases de español, continúo mi carrera como lingüista haciendo investigación en gramática del español y variación lingüística en la Universidade Estadual de Campinas (Brasil).
Comparto mis escritos sobre literatura, lingüística y antropología en esta página web, además de mis unidades didácticas para aprender español.
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