Cuando hablamos de competencia en una lengua extranjera, es fácil caer en la trampa de pensar que hablar con fluidez equivale a comunicarse eficazmente. Pero ¿qué pasa cuando alguien domina la gramática y el vocabulario de un idioma, pero ignora las normas culturales que regulan su uso? Milton Bennett, especialista en comunicación intercultural, advierte sobre este fenómeno y lo llama el “fluent fool”: alguien que parece competente lingüísticamente, pero comete errores culturales graves al comunicarse.
Hablar no es lo mismo que comprender
En su artículo How not to be a fluent fool (1997), Bennett plantea que el lenguaje no es solo un sistema de signos, sino también un reflejo de una visión del mundo. Cada lengua codifica realidades culturales distintas. Por eso, aprender una lengua implica mucho más que memorizar estructuras: requiere también desarrollar sensibilidad hacia las normas, valores y creencias que organizan la comunicación en esa cultura.
Un ejemplo típico es el uso de la cortesía. Una persona puede saber cómo formular preguntas en otro idioma, pero si no reconoce los niveles de formalidad o las convenciones sociales de interacción (cuándo se puede interrumpir, cómo se expresa desacuerdo, qué temas evitar), puede parecer grosera o poco empática sin quererlo.
Enseñar lengua y cultura: un mismo proceso
Bennett sostiene que enseñar una lengua sin enseñar cultura es una forma incompleta y peligrosa de educación. El docente que se enfoca solo en la corrección lingüística puede estar formando “tontos fluidos”: estudiantes que creen que dominan el idioma, pero que no están preparados para navegar situaciones reales en contextos interculturales.
Para evitar esto, propone integrar dimensiones culturales en la enseñanza de idiomas desde el inicio. Esto no significa enseñar datos anecdóticos sobre un país, sino incorporar actividades que ayuden a observar, comparar y reflexionar sobre comportamientos comunicativos, estilos de interacción y formas de interpretar el mundo.
¿Qué implica para los docentes?
Entre las ideas prácticas que propone el autor, destacan:
Trabajar la conciencia cultural desde el lenguaje: ¿Cómo se expresa la cortesía en distintas culturas? ¿Qué formas de argumentación son comunes en contextos académicos o profesionales?
Fomentar la comparación cultural: Invitar al alumnado a contrastar sus propios estilos comunicativos con los de la lengua meta, y reflexionar sobre posibles malentendidos.
Desarrollar empatía intercultural: Ayudar a los estudiantes a reconocer que otras culturas no son “raras” ni “equivocadas”, sino coherentes con sus propios sistemas de valores.
Bennett, M. J. (1997). How not to be a fluent fool: Understanding the cultural dimension of language. En A. E. Fantini (Vol. Ed.) & J. C. Richards (Series Ed.), New ways in teaching culture. New ways in TESOL Series II: Innovative classroom techniques (pp. 16–21). Alexandria, VA: TESOL
Mi nombre es Anabella, soy de Argentina y soy lingüista, profesora de español, examinadora del DELE y preparadora certificada del SIELE.
Además de español, mi lengua materna, hablo alemán, inglés, italiano y portugués. Así que sé por mi propia experiencia los desafíos de aprender un nuevo idioma.
Tengo un grado en Lingüística y Literatura de la Lengua Española (Letras) por la Universidad Nacional del Litoral, Argentina, y una maestría en Lingüística por la Universidade Estadual de Campinas, Brasil.